Bodas de Sangre

Revisitar una obra clásica es siempre una aventura apasionante. Más, si se trata de la propia tradición, que hunde sus raíces en la estirpe de lo hispano. ¿Cuántas veces la obra teatral de Federico García Lorca ha cruzado el mar para nutrir los escenarios de la América nuestra? Serian incontables. Pero lo curioso, es como sus obras encuentran, en los escenarios americanos, nuevas lecturas que lo acercan a realidades distintas pero convergentes. Y es que Bodas de Sangre, Yerma o La Casa de Bernarda Alba, han viajado primero en la sangre, en las miradas, en las huellas de una herencia que siempre se renueva.

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