El Ingenio de los más pequeños

Vivian Jiménez*

Cuando se entra al Panteón de París, entre sus arcos y columnatas, las luces doradas de un siglo van abriendo el camino de la historia hasta detenerse frente a aquel hombre que mira alto, a lo lejos, hacia donde llegó su pensamiento y su obra. Sobre los pliegos que sostiene en una mano y con la pluma entintada, en la otra, escribió que Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto

La factoría

Más de dos siglos después, la idea de Voltaire sigue determinando el cometido de sólidos proyectos artísticos como el que desarrolla la compañía de teatro El Ingenio desde su fundación en el año 2011. Con el objetivo de producir, promocionar y distribuir las artes escénicas de la cultura latina, el grupo de artistas que la conforman, bajo la dirección de Lilliam Vega Lauten, vuelcan todo su esfuerzo profesional y emocional, en desarrollar un trabajo artístico que ahonde en la vida del ser humano, desde las realidades más explícitas hasta las más recónditas.

El centro de operaciones de El Ingenio Teatro es Miami, ciudad ideal para conseguir el intercambio entre las variadas, y tan cercanas, culturas latinoamericanas que ahí convergen. Un lugar fértil, en un proceso constante de expansión cultural, donde entran y salen artistas con obras a cuestas marcadas por esa mixtura. Donde se juntan todos los colores y sabores, guiados por un idioma común y una cultura ancestral afín. En medio de estas excelentes condiciones no puede menos que surgir un arte consolidado y único que genere su propio sello de identidad. Desde ahí se lanza al mundo franco de la creación El Ingenio Teatro.

La Compañía, a través de las artes escénicas y visuales, no sólo se expande hacia otras ciudades, otros países de Europa y América Latina, para mostrar las tendencias artísticas nacidas en el sur de la Florida, sino que además intenta acercar a su comunidad las propuestas que otros artistas, interesados en la cultura latina o con obras donde se percibe su influencia, desarrollan en diferentes lugares del mundo.

El Ingenio Teatro ha recreado un abanico de obras sobre el tabloide que van desde clásicas como Bodas de Sangre, Un tranvía llamado deseo, Hamlet, hasta otras vinculadas con fenómenos que marcan nuestros tiempos, como el de la migración, con la obra Volver a La Habana. Otras que rebuscan en la vida de misteriosos personajes como Alberto Yarini Ponce de León, también forman parte de su amplio repertorio. Grandes artistas, grandes escenarios, una relación cordial y empática en el grupo; pero sobre todo una gran directora, la cubana Lilliam Vega Lauten, son los responsables de hacer con su esfuerzo que la vida sea más interesante que exacta.

La gran escultura de Voltaire que encabeza su sepulcro en el Panteón de París, recuerda a un hacedor, a un miembro valioso de la fábrica del pensamiento universal. Alguien que escribió obras como Edipo, Zaire, Brutus, Cándido, entre muchas otras, con la ambición de ayudar a disipar las tinieblas del pensamiento humano. Procesar desde su estado puro, enriquecer, intercambiar, crear, es el camino que sigue El Ingenio, factoría de teatro –como le llaman sus miembros- que centra sus objetivos en el denominador común de su entorno, la cultura latina.

Los niños en el Ingenio

Luego de haber logrado sugestivos proyectos desde su fundación e ir planteándose programas artísticos cada vez más ambiciosos, conjuntamente con la actividad profesional de los adultos, El Ingenio Teatro creó un taller de arte permanente para niños y adolescentes.

Acercar el arte y la cultura latina en general, a las nuevas generaciones, desde sus etapas más tempranas, fue el móvil que condujo a que esta fábrica de teatro pensara en los más pequeños. Conscientes de las características de los niños de entre los cuatro y doce años de edad, donde la capacidad de asimilación vive su esplendor esperando ser trabajada, los profesores de la Compañía se consagran con preciosismo y profesionalidad a una labor de compromiso desde el primer día de clases.

Se trata de un taller donde no existen requisitos exclusivos o audiciones preliminares que determinen la admisión de los niños. Entra el que lo desee. Incluso, se ofrecen becas y programas especiales para aquellos niños que lo necesiten. Un espacio donde los alumnos disfrutan y aprenden a la vez. Donde ejercitan las manifestaciones artísticas como si de un viaje o un juego se tratase. A sabiendas de que el momento lúdico es ideal para el aprendizaje de los infantes, desde El Ingenio Teatro intentan penetrar el mundo infinito de los niños con la finalidad de exigirles lo más que puedan dar.

Los talleres están organizados de manera que se ajusten al curso escolar, lo que les permite participar sin sufrir ninguna alteración en sus estudios. Al contrario, se busca que lo aprendido en El Ingenio Teatro constituya una base psicológica creativa, integrada a su vida general, que favorezca el desarrollo de la personalidad del niño. Cada semana los alumnos reciben clases de pintura, música, canto, movimiento, actuación, maquillaje, danza, entre otros. La finalidad es que aprendan a explorar y a manejarse en las diferentes disciplinas artísticas, necesarias para el desenvolvimiento en la escena.

Si bien es cierto que dentro del propósito de El Ingenio Teatro está preservar las raíces de la cultura latina en los Estados Unidos, y como elemento esencial su idioma español, no constituye una excusa para no ser admitido por la Compañía que el alumno sólo hable inglés. Dentro del proyecto flexible de los talleres, se contempla adaptar las clases de forma que todos los niños puedan entenderla, comunicarse y disfrutarla. Los profesores se encargan de amenizar las clases usando los dos idiomas como herramienta de comunicación, adquiriendo un matiz bilingüe.

Algunos de los talleres presentados como Platero, Los piratas, El Elefante Bernardo, son el resultado del esfuerzo de laboriosos profesores especialistas, y del interés, el arrojo y el sentido de profesionalidad de los niños participantes. Términos estos últimos que parecen propios de los mayores, pero que en el contexto acertado, los niños pueden demostrar que son parte activa de este mundo en el que los adultos se sienten protagonistas.

Al término de cada semestre se realiza la presentación de la obra sobre la que estuvieron trabajando los niños, así como de una pequeña muestra de los ejercicios desarrollados durante ese tiempo en las diferentes disciplinas. Es un gran momento para los participantes en el taller, pues se les otorga un certificado, y sus familiares y amigos pueden apreciar todo lo que han aprendido.

La tarea con los pequeños no se limita sólo al taller. Muchos de ellos, sobre todo los que llevan más tiempo en la Compañía, han participado en espectáculos profesionales con los adultos como Bodas de Sangre y El caso Hamlet. Al mismo tiempo, gracias a la dinámica que se establece entre los profesores y alumnos, los talleres han resultado atractivos para otros que no son tan pequeños. De ahí que jóvenes, hasta de dieciocho años, se acerquen con frecuencia para ayudar y colaborar voluntariamente en el trabajo con los pequeños.

En los programas infantiles, El Ingenio Teatro introduce también un formato de clases extracurriculares. En el centro recreativo de la ciudad West Miami y en el Parque de las Mujeres, han formado parte de los campamentos de verano. Eventos de crucial importancia, organizados por el Condado, dirigidos a niñas adolescentes. El espíritu de la Compañía no se circunscribe rígidamente a lo establecido ni marca fronteras que obstaculicen su crecimiento como ente artístico, sino que se prolonga en un ejercicio en el que participa la propia comunidad.

Regálame una sonrisa

Regálame una sonrisa es el nombre del programa que desarrolla El Ingenio Teatro con los niños. La grandeza de estos talleres consiste en que los pequeños llegan a ser capaces de vencer sus miedos, sus bloqueos, interpretando o creando personajes. Comienzan a desarrollar el sentido de la responsabilidad ante sí mismos y ante el colectivo de los demás niños que forman parte del espectáculo. Liberan sus expresiones corporales de encasillamientos, tornándose creativos y aprendiendo a mostrar lo que sienten. Enriquecen su dicción y su vocabulario, ejercitan la concentración y la memoria con cada personaje que representan. Todo ello en un ambiente lúdico, amigable, seguro y divertido, donde todos encuentran su lugar, y lo encuentran porque llegan a ser capaces, con la ayuda y orientación de los profesores, de creárselo y creérselo. Imposible dudar de lo que puede conseguir la capacidad y maestría artística de la directora Lilliam Vega Lauten, que además de ser hija de dos grandes figuras del arte, el director de cine Pastor Vega y la directora del teatro Buendía Flora Lauten, tuvo a una abuela muy querida que disponía en su patio como mascota, a un ratón y un sapo.

Además de los talleres, con los niños se han producido adaptaciones de clásicos universales como El Cangrejo volador y el Gato con botas, entre otros. A El Ingenio Teatro le interesa impulsar en sus niños el amor a la lectura de obras clásicas, que sepan reconocer los valores de una literatura patrimonio de todos.

En los talleres se introducen dinámicas para mejorar las habilidades de los niños, se les recrea el mundo en un espacio protegido, donde pueden aprender lo que luego encontrarán en esa sociedad menos generosa. La directora Lilliam ha comentado que lo importante del trabajo siempre son los niños, estar cerca de ellos, de sus gustos y sus necesidades, de sus sueños, miedos y ambiciones. Aquí incluye no sólo a los niños que actúan, sino también a aquellos que vienen como espectadores. Por ello el trabajo de la Compañía no se restringe al teatro como lugar, también se han presentado en lugares tan lejanos como en Saint Jude Hospital en Memphis y tan cerca como en hospitales de niños en Miami.

Cuando se escucha el nombre de los talleres de El Ingenio Teatro, Regálame una sonrisa, puede suceder que inmediatamente se piense en una especie de petición que se les hace a los niños cuando se unen a la Compañía. Sin embargo, el sentido transita en una senda contraria. Es precisamente el niño quien solicita un derecho que le corresponde y que los adultos olvidan. La directora Lilliam Vega Lauten lo expresa en ideas tan claras como: “Regalarle una sonrisa a cada niño que llega a nuestros talleres es nuestra responsabilidad, a la vez una meta muy alta que nos proponemos para no defraudarlos, debemos conseguir que en sus vidas haya siempre un espacio para la esperanza y el aprendizaje”.

Grandes experiencias

El cometido de El Ingenio Teatro con los pequeños no sólo se basa en el aprendizaje artístico, es a su vez un trabajo profundamente psicológico donde se involucran sentimientos, emociones y valoraciones del propio niño. Procesos que se encuentran en constante cambio y readaptación en una etapa durante la que se sientan las bases de la personalidad.

El colectivo de niños, guiado por los profesores de El Ingenio Teatro, está constantemente revelando nuevas conductas que son esenciales en el ser humano, como consecuencia del aprendizaje en conjunto. Cada nuevo paso que da un niño, por muy pequeño que aparente ser, es un paso a su favor, uno que aportará el cimiento necesario para su fortalecimiento y seguridad. Los talleres se colman de experiencias en ese sentido.

Pueden encontrarse situaciones como la ocurrida con una niña que era muy tímida y temerosa. Había acudido a los talleres llevada por sus padres. Durante las clases, los profesores comprueban que le daba miedo levantar la mirada del piso y le gustaba hablar poco. La directora artística, Lilliam, le adjudica un personaje en el que además de hablar tenía que cantar. En el primer ensayo durante la clase de música, la niña empieza a llorar, y manifiesta que no lo va a hacer. Otra niña que participa en la clase le dice a la profesora que no se preocupara que ella lo haría en su lugar. La profesora sostiene una conversación con la niña afectada, con el propósito de librar la presión que pudiese estar sintiendo, pero sin permitir que se evadiera la responsabilidad que le correspondía. Le explica que si no podía en ese momento, lo hiciera en otro, cuando estuviera lista; pero que en ese momento lo iba a tener que hacer la otra niña porque el espectáculo no podía suspenderse. La niña inmediatamente reaccionó, dejó de llorar, y decidió que ella sí lo iba a hacer. Las niñas tenían entre cinco y seis años.

Desafíos tras del telón

La empresa más compleja de la Compañía está relacionada con los adolescentes. Al teatro llegan alumnos con historias llenas de complejos, miedos y desconfianza que los tiene inmovilizados y padeciendo, lo que les dificulta sobremanera manejarse libremente sobre el escenario, mucho menos en la sociedad. Con frecuencia estos adolescentes han sido víctimas de acoso (bullying) en el colegio. Son objetos de burla de sus propios compañeros de clase, debido a sus características físicas, su manera de expresarse o moverse, por su timidez, por su preferencia sexual, por el color de su piel.

Son adolescentes que llegan voluntariamente a los talleres. Al principio con muchas reservas, inseguridades, como consecuencia de las situaciones que han tenido que atravesar. Pero con el trabajo de los profesores y los otros compañeros de clases, comienzan a descubrirse e ir revelando sus malas experiencias, sus problemas, permitiendo que comience un proceso de liberación que contribuye favorablemente en sus vidas.

Los niños y adolescentes que llegan por primera vez al país, sin conocer el inglés ni la sociedad a la que arriban, y se presentan al El Ingenio Teatro, no sólo lo hacen movidos por un interés artístico, sino también como un medio de solucionar los nuevos retos sociales a los que se enfrenta. Con los talleres son capaces de llenar esos vacíos, de adquirir confianza y desarrollar el sentido de la pertenencia, el cual con el abandono del país natal naufraga un tiempo a la deriva. En los talleres Regálame una sonrisa los niños encuentran un espacio de libertad y se sienten parte, se sienten en familia, porque nadie los cuestiona ni los juzga.

En algunas de las clases, intencionalmente concurren alumnos de diferentes edades, se mezclan, una idea que les ha resultado muy positiva a la Compañía porque desarrolla un alto nivel de camaradería. Los más grandes protegen a los pequeños y los ayudan, los pequeños aprenden de los grandes. Lo significativo de este trabajo en conjunto, es que después los niños y adolescentes salen a la sociedad, a la escuela, a la casa familiar, con una base más sólida acerca de sí mismo y de cómo relacionarse. Reproducen la soltura, el convencimiento, la solidaridad, que aprendieron en un lugar a salvo como el que le ofrece la Compañía.

El Ingenio Teatro parte del precepto de que, respecto a los objetivos y principios, no hay diferencia entre el trabajo con los niños y con los adultos. El público –sin importar la edad-, llega al teatro esperando que se abra el telón para encontrar empatías, satisfacer necesidades, aprender, divertirse y multitud de intereses más. Entonces el artista está ahí, tenga la edad que tenga, para entregar todo su talento y su energía, conquistar la atención, encantar, suscitar interés, y bajo esas circunstancias, crear un espacio para la reflexión y el intercambio. De esa manera piensa Lilliam Vega Lauten, la directora del Ingenio Teatro. Lo que ayuda a retomar, y completar, la frase de Voltaire … porque el espectador lo perdona todo menos el sopor.

*Escritora